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Foto del escritorGaby Witencamps

Pecadora; Apoteosis de la belleza contingente y vulnerable en escena.



“[...] El encanto femenino exige que la trascendencia, al degradarse en inmanencia,solo se presente como una sutil palpitación carnal; hay que ser una presa espontáneamente ofrecida: la intelectual sabe que se ofrece, sabe que es una conciencia, un sujeto; no se logra apagar fácilmente su mirada, ni cambiar sus ojos en un arroyuelo celeste o cristalino; no es posible detener el impulso de un cuerpo que se tiende hacia el mundo para metamorfosearlo en una estatua animada de sordas vibraciones[...]”

(En: “El segundo Sexo”, Simone de Beauviour)


Una actriz, un director con un sutil dispositivo lumínico y un músico componen la puesta en escena de PECADORA. Es inevitable no remitirse al universo de Mary Shelley en su clásico de la literatura romántica Frankenstein, al ver a María Estévez ( performer) desde el comienzo de la pieza cuan “criatura” supeditada al deseo de un director (Jerónimo Búffalo) quien juega a generar vida escénica en ella y así desafiar las leyes mismas de toda convención teatral.

Pecadora nos sumerge en el Mundo de María; muchas mujeres en una que se va configurando en un espacio reducido donde una actriz con gran despliegue corporal nos invita a transitar por los lugares no tan comunes de toda mujer que podría reconocerse en su decir, a simple vista,como una María que se corre de los parámetros socialmente establecidos. Ahora bien, la obra se presenta intervenida por roles masculinos; El CUERPO de María es intervenido escénicamente, de repente una presencia omnipotente masculina manipula sobre su corporalidad. La dialéctica del amo y el esclavo encuentra aquí su aplicación mas concreta; Tiranía ejercida por un director, señalando el cuidado de los encantos físicos de una actriz que acepta su papel de hembra, una mujer despojada de casi toda indumentaria que se ha transformado en una muñeca de carne y así esa carne se exhibe.

Obsesionado por desentrañar el principio de la belleza estética el director se enfrasca en la creación escénica, para lo cual aplica la “chispa vital” de la corriente eléctrica sobre la performer. Sin embargo, tan pronto como cobra vida escénica, MARÍA es atormentada y perseguida pese a la bondad con que se comporta. Cuan “criatura monstruo” protagoniza un agotador enfrentamiento donde el texto cobra voz ante la censura de su creador para buscar alivio a la insoportable soledad y al sufrimiento generados por la opresión escénica.


MARÍA; Lucha de un cuerpo cuan objeto pasivo en manos de un director para transformarse en un ser, afirmación de si misma.

MARÍA; Corporalidad, Presentación petrificada y justificada que reafirma su existencia escénica sobre una autoridad.

MARÍA ; bajo la mirada soberana de unos ojos que la descubran a ella como misterio de nueva vida.

MARÍA; la mujer,camarada de cautiverio, el hombre como la mirada del amo,la suprema autoridad....El director de conciencias, como sustituto de dios

MARÍA, obediencia respetuosa que se contradice...



Ficha Técnica

Performer: Maria Estévez

Músico: Tote Gómez

Dirección: Jerónimo Búffalo

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